Nostalgias inútiles
A Adriana, una amiga dorada y adorada a la que apodo Roca Etcétera, le regalaron un libro de García Márquez autografiado. Me lo contó en un mail. Recordé, entonces, el inicio de una amistad que sigue macerándose y aquel primer amor que me enseñó a escribir.
Mi querida Roca Etcétera:
Antes amaba a García Márquez por sobre todas las cosas (aunque nunca tanto como a mí mismo) y me daba el lujo de llamarlo ‘Gabo’, como si fuera mi amigo. Dejé de hablar tanto de él porque me di cuenta de que, cuando lo hacía, me sentía como esas Miss Mundo que piden por la paz, admiran al Papa y cuyo autor favorito es siempre el ‘desdichado’ de García Márquez. Esas hermosas mujeres le han hecho perder ‘caché’ al escritor. Por eso ahora lo amo en silencio, como –sabemos bien– se ama de verdad. El amor en los tiempos del cólera me parece su mejor novela y a la mierda con Cien años de soledad y sus decenas de Buendía (que, por cierto, también me encantó). En los primeros años de universidad, Gonzalo era el abanderado de Vargas Llosa y yo el de este autor de amores contrariados, que dan fiebre como los míos. Así nos conocimos y empezamos a compartir nuestros egos, discutiendo en la cafetería sobre quién era mejor que el otro (entre los autores y nosotros). Como Jeremiah de Saint-Amour, yo «Nunca seré viejo» (“tenía la convicción irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años”), porque no quiero terminar como Úrsula Iguarán que, con los bisnietos pintarrajeándole la cara y escondida en un armario, sentencia: «De modo que esto es la muerte». La novela que ‘Gabo’ ha hecho bien en dedicarte la leí cuando me torturaba con mi primer amor: una niña alocada de 17 años, morena de rizos azabaches, a la que había visto salir de su colegio con su espantosa falda de color rata. Aquel amor fue como el de Florentino Ariza, obsesivo y nefasto, y yo viví las aventuras del personaje junto a las mías, compartiendo los mismos 40 grados. Disfrútalas tú ahora. Quizás es buen tiempo. Pero, como yo, no dejes también de reírte de tu momento de inmunidad para el amor. Gózalo sin arrepentimientos. Vívelo por mí.
Un beso, mejor dos,
D.
Antes amaba a García Márquez por sobre todas las cosas (aunque nunca tanto como a mí mismo) y me daba el lujo de llamarlo ‘Gabo’, como si fuera mi amigo. Dejé de hablar tanto de él porque me di cuenta de que, cuando lo hacía, me sentía como esas Miss Mundo que piden por la paz, admiran al Papa y cuyo autor favorito es siempre el ‘desdichado’ de García Márquez. Esas hermosas mujeres le han hecho perder ‘caché’ al escritor. Por eso ahora lo amo en silencio, como –sabemos bien– se ama de verdad. El amor en los tiempos del cólera me parece su mejor novela y a la mierda con Cien años de soledad y sus decenas de Buendía (que, por cierto, también me encantó). En los primeros años de universidad, Gonzalo era el abanderado de Vargas Llosa y yo el de este autor de amores contrariados, que dan fiebre como los míos. Así nos conocimos y empezamos a compartir nuestros egos, discutiendo en la cafetería sobre quién era mejor que el otro (entre los autores y nosotros). Como Jeremiah de Saint-Amour, yo «Nunca seré viejo» (“tenía la convicción irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años”), porque no quiero terminar como Úrsula Iguarán que, con los bisnietos pintarrajeándole la cara y escondida en un armario, sentencia: «De modo que esto es la muerte». La novela que ‘Gabo’ ha hecho bien en dedicarte la leí cuando me torturaba con mi primer amor: una niña alocada de 17 años, morena de rizos azabaches, a la que había visto salir de su colegio con su espantosa falda de color rata. Aquel amor fue como el de Florentino Ariza, obsesivo y nefasto, y yo viví las aventuras del personaje junto a las mías, compartiendo los mismos 40 grados. Disfrútalas tú ahora. Quizás es buen tiempo. Pero, como yo, no dejes también de reírte de tu momento de inmunidad para el amor. Gózalo sin arrepentimientos. Vívelo por mí.
Un beso, mejor dos,
D.
2 Comments:
Si Gabo o Vargas Llosa es el mejor, le preguntaremos a Saramago. Un buen día sabrán que los chivos festejan y ensayan la ceguera.
Hmmmm la verdad es que nunca pense en leer un blog que contuviera un escudo de equipo de futbol... pero hallé cosas interesantes y agradable en él...como este escrito sobre Gabo, si, Gabo, como si fuera un amigo. Yo tambien lo idolatro en silencio por las mismas razones que expones... y me deleito y me torturo en mis sombras con las letras que al mundo le regalan luz. Excelente blog.... excelente tu casa.... te espero algun dia por la mia.
Un abrazo desde mi lejana galaxia!
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