Ser peruano es un oficio triste
No veo fútbol ni amo al Perú porque –como a Jaime Bayly– “me parece un país loco, suicida”. Si me voy, quizás jamás vuelva. ¿Qué tiene de malo? Nada. Yo no meto goles como Claudio Pizarro. A él que le exijan que crea en Dios más que en sus caballos y que se ponga la sagrada camiseta bicolor. Y si no quiere, insúltenlo: están en todo su derecho. Porque, claro, uno tiene que dar todo por su país, aún cuando le valga el puesto que tanto le ha costado alcanzar en una trasnacional del fútbol como es el Bayern Munich. Qué fácil es señalar con el dedo, ¿no?
Pero eso es amor al Perú, según el ‘Cholo’ Hugo Sotil que, en estos días de juicio público, ha recordado: “Me escapé del Barcelona para jugar la Copa América en Venezuela. Nunca pensé en el castigo que me pondrían”. Es cierto, jamás pensó en los castigos. Por eso, en la España de los ’70, se perdía todas las noches en su Ferrari amarillo, y regresaba agotado de mujeres y alcohol. Así acabó con su físico y volvió derrotado. Pero, eso sí, siempre se entregó a la selección y, en los estadios, lloró cuando entonaba “nuestras sagradas notas” del Himno Nacional.
En el país, los gestos importan más que los hechos. Pizarro marcó un gol en los 28 minutos que jugó en su último partido por Perú. Su talento está cotizado en 4 millones de dólares y, según medios alemanes, el Sevilla de España está dispuesto a pagarlos. Además, su equipo es el líder del grupo D de la UEFA Champions League. Pero él se negó a jugar un simple amistoso porque así lo había acordado con el Bayern Munich y con la selección, y un hincha escribió en su camiseta: “PIZARRO TRAIDOR”. La prensa soltó a los ex mundialistas. Luis La Fuente dijo que era uno de “estos jugadores encumbrados, a los que el dinero no los deja pensar” y Orlando de la Torre sentenció: “Hay que castigarlo de por vida”.
Pero el ‘traidor’ se cansó del maltrato y pidió que no lo convoquen por lo menos hasta que cambien al equipo técnico que lo dejó como un engreído ante el país. Luego la Federación Peruana de Fútbol lo suspendió indefinidamente. Ahora a nosotros solo nos queda ver sus goles por televisión. ¿Ya ven por qué el Perú “me parece un país loco, suicida”?
Pero eso es amor al Perú, según el ‘Cholo’ Hugo Sotil que, en estos días de juicio público, ha recordado: “Me escapé del Barcelona para jugar la Copa América en Venezuela. Nunca pensé en el castigo que me pondrían”. Es cierto, jamás pensó en los castigos. Por eso, en la España de los ’70, se perdía todas las noches en su Ferrari amarillo, y regresaba agotado de mujeres y alcohol. Así acabó con su físico y volvió derrotado. Pero, eso sí, siempre se entregó a la selección y, en los estadios, lloró cuando entonaba “nuestras sagradas notas” del Himno Nacional.
En el país, los gestos importan más que los hechos. Pizarro marcó un gol en los 28 minutos que jugó en su último partido por Perú. Su talento está cotizado en 4 millones de dólares y, según medios alemanes, el Sevilla de España está dispuesto a pagarlos. Además, su equipo es el líder del grupo D de la UEFA Champions League. Pero él se negó a jugar un simple amistoso porque así lo había acordado con el Bayern Munich y con la selección, y un hincha escribió en su camiseta: “PIZARRO TRAIDOR”. La prensa soltó a los ex mundialistas. Luis La Fuente dijo que era uno de “estos jugadores encumbrados, a los que el dinero no los deja pensar” y Orlando de la Torre sentenció: “Hay que castigarlo de por vida”.
Pero el ‘traidor’ se cansó del maltrato y pidió que no lo convoquen por lo menos hasta que cambien al equipo técnico que lo dejó como un engreído ante el país. Luego la Federación Peruana de Fútbol lo suspendió indefinidamente. Ahora a nosotros solo nos queda ver sus goles por televisión. ¿Ya ven por qué el Perú “me parece un país loco, suicida”?